martes, 6 de septiembre de 2016

HOY ME TOCA A MI

Siguiendo los turnos acordados, este sábado me tocó a mí acompañar a mi padre.
Era mi segundo vuelo con Magni y estaba un poco nerviosa. Me propuso ir a Castejón de Sos con la Patrulla Avispa. Acepté. 
Era un plan de sábado diferente y emocionante. Salimos de Igualada seis aeronaves; primero, Llorenç y Patricia, pusieron rumbo al campeonato de aterrizajes de precisión en Peyragudes; más tarde, sobre las diez, se elevaron cuatro autogiros y Josep. 
Habíamos marcado ruta en el GPS: Igualada-Ager-Aren-Castejón. Nos situamos en tercera posición. 
El despegue fue perfecto. De camino, pasamos por nuestra casa. Vimos a mi madre con mi perro. También apareció mi hermano pequeño saludándonos y deseándonos un buen viaje. Sobrevolamos el Segre pasando por encima del Congost del Mur, y el Noguera Ribagorzana adentrándonos en el Congost de Mont-Rebei, dos rutas que había recorrido andando muchas veces. 
Me encantó verlas desde otra perspectiva. Todo el paisaje era espectacular. Un detalle simpático: coincidimos con el nuevo tren de la Pobla, localidad donde mi padre cursó cuatro años de E.G.B. 
Pasamos por encima de la pista de Cecilio en Aren, hasta llegar al puerto de Les Paules que da entrada al valle de Ribagorza. Habíamos alcanzado los 5.000 pies y ya veíamos la pista de Castejón. Esquivando parapentes, nos encaramos a pista y aterrizamos. Allí nos encontramos con Llorenç y Patricia que habían llegado de Francia y con Ángel y Marlis, que nos estaban esperando. 
Nos advirtieron de la meteo, ya que con las condiciones anunciadas, se prevenía tormenta sobre las cinco de la tarde. Nos acompañaron hasta Castejón. Después de tomar un refresco, nos fuimos a comer una sopa en Casa Miranda. 
Con una compañía tan agradable, el tiempo pasó volando y el cielo empezó a oscurecerse. Rápido hacia el campo. Entre preparativos y despedidas, casi eran las cinco. 


Salieron Llorenç y Patricia de la 17. Arreció un viento del Norte y ya no nos dio tiempo a los autogiros y Josep. Así que decidimos esperar cinco minutos. 
El viento no paraba y, con todas las precauciones posibles, despegamos de la 34. Cogiendo altura nos encontramos con la tormenta y nos pilló algo de lluvia. Por ello, decidimos no seguir la misma ruta de la mañana y desviarnos hacia el W para rodear la borrasca. 
Por radio nos comunicábamos los tres de cabeza pero nos faltaban Jaume y Josep. Como tienen bastante experiencia, confiábamos que también estarían en ruta. Al apartarnos del Pirineo, las tormentas desaparecieron y solo quedaban algunos “baches”. Parecía que estuviéramos en una atracción de Port Aventura.

Al llegar a Igualada, copa de cava y a esperar la próxima.

Pasamos un día genial. Muchas gracias por la compañía y la gran experiencia compartida.

Maria copiloto EC-GQ3 
Francesc Sarries, piloto

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